Energía y colonialidad en los BRICS+: contradicciones de la gobernanza global
- Paula Lazzari

- 4 sept
- 3 Min. de lectura
Nota: Las opiniones expresadas en este texto son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la posición de este sitio web.
La transición energética se consolidó como uno de los principales ejes de las disputas políticas internacionales contemporáneas. Por un lado, la emergencia climática presiona a los gobiernos y organismos multilaterales a acelerar la descarbonización; por otro, la guerra en Ucrania y la inestabilidad en Medio Oriente reafirman la centralidad persistente de los hidrocarburos. En este contexto, los países del Sur Global ocupan una posición decisiva: concentran reservas de petróleo y gas, poseen minerales estratégicos para la producción de baterías y paneles solares, y reúnen un vasto potencial en energías renovables. A pesar de ello, su inserción en el sistema energético global sigue marcada por profundas asimetrías.
Una mirada decolonial ayuda a comprender este panorama. Desde el período colonial, los recursos energéticos y las materias primas fueron extraídos en países periféricos para sostener la acumulación en los centros de poder económico y tecnológico. El petróleo de Medio Oriente, el carbón de Sudáfrica y, más recientemente, el litio de Bolivia y el cobalto de la República Democrática del Congo ilustran esta lógica. El discurso contemporáneo de la “transición verde” no rompe necesariamente con esta estructura: en muchos casos, tiende a reproducirla. La extracción intensiva de minerales críticos en el Sur Global responde a la demanda tecnológica del Norte, sin garantizar que los beneficios económicos o tecnológicos permanezcan en los territorios productores.
El BRICS+, ampliado en Johannesburgo en 2023, se convirtió en un espacio privilegiado para observar estas tensiones. El ingreso de Arabia Saudita, Irán y Emiratos Árabes Unidos trajo al grupo potencias tradicionales de la economía del petróleo, mientras que países como Brasil, India y Sudáfrica buscan proyectarse como líderes en la transición energética, destacando matrices relativamente diversificadas y un potencial expresivo en fuentes renovables. Esta composición genera una contradicción estructural dentro del bloque: por un lado, carbon states, cuya economía e influencia geopolítica dependen de la exportación de hidrocarburos; por otro, electrostates, que aspiran al protagonismo en la agenda verde, invirtiendo en bioenergía, energía solar y eólica.

Esta división energética refleja desigualdades históricas. Los países exportadores de petróleo acumulan excedentes financieros e influencia estratégica, mientras que aquellos que apuestan por las renovables enfrentan el desafío de acceder a financiamiento, tecnología y cadenas de valor dominadas por actores del Norte. El contraste es evidente: los primeros operan en mercados consolidados y de alta rentabilidad; los segundos dependen de inversiones en innovación y de estructuras de gobernanza global que siguen siendo restrictivas y excluyentes.
Desde una perspectiva decolonial, el dilema energético del BRICS+ no es solo técnico, sino político. La cuestión central no consiste únicamente en sustituir combustibles fósiles por alternativas verdes, sino en definir quién controla los flujos de conocimiento, capital y tecnología en esta transición. La colonialidad del poder se manifiesta en el hecho de que los países del Sur continúan proporcionando insumos estratégicos sin poseer patentes, sistemas productivos ni centros de decisión que moldean el sector energético global.
Así, el BRICS+ expresa simultáneamente cooperación y contradicción. La presencia conjunta de grandes exportadores de petróleo y de economías emergentes orientadas a las renovables vuelve al grupo heterogéneo y, en muchos momentos, poco cohesionado. Aun así, el debate que alberga revela una dimensión más amplia: la transición energética, lejos de ser solo un proceso técnico, está atravesada por disputas de poder y por la persistencia de jerarquías históricas. El caso del BRICS+ demuestra, por tanto, que la gobernanza energética global no puede comprenderse sin considerar el legado de la colonialidad y la desigualdad estructural que moldea las relaciones internacionales.
Nota editorial: En 2025, Brasil ejerce la presidencia rotativa de los BRICS, coordinando la agenda política, económica y de cooperación del bloque.
La información actualizada está disponible en el sitio web oficial: https://brics.br/pt-br
Referencias
SOUTH AFRICAN GOVERNMENT. BRICS Summit 2023: Key Outcomes. Joanesburgo, 2023.
FINANCIAL TIMES. The growing BRICS divide between carbon nations and electrostates. Londres, 2025.
QUIJANO, Aníbal. Colonialidad del poder y clasificación social. Journal of World-Systems Research, v. 6, n. 2, p. 342-386, 2000.
ESCOBAR, Arturo. Pluriversal Politics: The Real and the Possible. Durham: Duke University Press, 2020.
STIMSON CENTER. 2025 BRICS Summit: Takeaways and Projections. Washington, 2025.




Comentarios