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11 presidentes en 25 años: el colapso institucional del Perú

Nota: Las opiniones expresadas en este texto son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la posición de este sitio web.


Dina Boluarte toma posse em 8 de dezembro de 2022, como Presidente do Peru, depois do chefe de Estado Pedro Castillo ter sido acusado de encenar um golpe de Estado.
Dina Boluarte asumió la presidencia del Perú el 8 de diciembre de 2022, tras ser acusado el presidente Pedro Castillo de un golpe de Estado. (Foto: AP - Guadalupe Pardo)

La sucesión casi ininterrumpida de presidentes destituidos o encarcelados en el Perú no es resultado de crisis puntuales, sino de una fragilidad estructural del sistema político. Desde la Constitución de 1993, elaborada bajo Fujimori, el Congreso peruano posee amplios poderes para destituir al presidente por “incapacidad moral”, un concepto vago que se ha convertido en un instrumento de disputa política. Esto creó una paradoja institucional: el Ejecutivo es formalmente elegido, pero el Legislativo tiene la capacidad práctica de destituirlo en cualquier momento, y ha utilizado ese poder repetidamente. El resultado es un ciclo de inestabilidad crónica, en el que ningún gobierno logra consolidar una agenda de mediano plazo o llevar a cabo reformas estructurales.


Lista de presidentes del Perú desde 2000:

  1. Alberto Fujimori (1990–2000) – cayó en 2000, tras escándalos de corrupción y autoritarismo.

  2. Valentín Paniagua (2000–2001) – presidente interino tras la salida de Fujimori.

  3. Alejandro Toledo (2001–2006) – completó su mandato; luego condenado por corrupción (caso Odebrecht).

  4. Alan García (2006–2011) – completó su mandato; investigado por corrupción y se suicidó en 2019.

  5. Ollanta Humala (2011–2016) – completó su mandato; condenado en 2025 por corrupción y lavado de dinero.

  6. Pedro Pablo Kuczynski (2016–2018) – renunció tras acusaciones de corrupción.

  7. Martín Vizcarra (2018–2020) – destituido por el Congreso por “incapacidad moral”.

  8. Manuel Merino (nov. 2020) – renunció tras protestas; gobernó solo 5 días.

  9. Francisco Sagasti (2020–2021) – asumió interinamente hasta las elecciones de 2021.

  10. Pedro Castillo (2021–2022) – destituido tras intentar disolver el Congreso; preso por rebelión.

  11. Dina Boluarte (2022–2025) – destituida en octubre de 2025 por “incapacidad moral”; sucedida por José Jerí Oré.


El Perú carece de partidos políticos sólidos y coherentes ideológicamente. Las coaliciones son frágiles y personalistas, con líderes más dependientes de su imagen individual que de bases partidarias. Esta fragmentación crea gobiernos minoritarios desde el inicio, incapaces de mantener alianzas en el Congreso. Así, cada crisis política se transforma rápidamente en una lucha por la supervivencia, y el país funciona bajo una lógica de corto plazo dominada por escándalos, cambios de lealtades y negociaciones informales.


Con casi todos los expresidentes procesados o encarcelados, y sucesivas denuncias contra parlamentarios y gobernadores, la sociedad peruana ha perdido confianza en las instituciones. El término “incapacidad moral” pasó a simbolizar no solo un dispositivo legal, sino un juicio social sobre toda la élite política. Esta percepción generalizada de corrupción ha minado la legitimidad del Estado y ha abierto espacio al populismo y al antipartidismo. En los últimos años, el vacío político coincidió con la expansión del crimen organizado, especialmente bandas de extorsión y narcotráfico urbano. Con el poder público fragmentado, alcaldes y congresistas locales se vuelven vulnerables a redes ilícitas, un proceso ya observado en países como México y Ecuador. La tendencia es que la seguridad pública sustituya a la corrupción como principal tema político, lo que podría favorecer figuras autoritarias o populistas que prometen “orden y disciplina”.


Desde el punto de vista regional, el Perú es estratégico en América del Sur por su acceso directo al Pacífico, que lo conecta con Asia, y por ser un gran exportador de minerales esenciales como cobre y oro. Además, participa en proyectos de integración energética y logística regional, lo que hace que su estabilidad sea crucial para el comercio y la infraestructura continental. La inestabilidad crónica reduce la previsibilidad política y aleja las inversiones extranjeras, especialmente en el sector del cobre, crucial para la transición energética global. Esto fortalece la posición de países vecinos como Chile y Colombia en la competencia por capital extranjero. Además, el vacío de liderazgo interno dificulta la actuación del Perú en bloques regionales (como la Alianza del Pacífico y la CAN), reduciendo su capacidad de proyección diplomática. El escenario también abre espacio para una mayor influencia de actores externos, sobre todo China, que busca asegurar contratos de infraestructura y minería incluso en contextos inestables, reforzando un patrón de dependencia económica sin contrapartida institucional.


O novo presidente do Peru, José Jeri, comparece à cerimônia de posse, após o Congresso votar pela destituição da ex-presidente Dina Boluarte, em Lima, em 10 de outubro de 2025.O novo presidente do Peru, José Jeri, comparece à cerimônia de posse, após o Congresso votar pela destituição da ex-presidente Dina Boluarte, em Lima, em 10 de outubro de 2025.
El nuevo presidente de Perú, José Jeri, asiste a la ceremonia de investidura después de que el Congreso votara a favor de destituir a la expresidenta Dina Boluarte en Lima el 10 de octubre de 2025. (Foto: REUTERS/Angela Ponce)

Escenarios prospectivos


A corto y mediano plazo (2025–2026), el Perú tenderá a seguir en modo de contención política, con el gobierno transitorio de José Jerí funcionando más como una administración de emergencia que como un liderazgo efectivo. Los principales escenarios posibles serían:


  • Escenario 1 – Continuidad de la inestabilidad (más probable): la fragmentación partidaria y las tensiones entre el Ejecutivo y el Congreso persisten, con riesgo de nuevas vacancias o disoluciones. Las elecciones de 2026 serán altamente polarizadas, con apelaciones populistas y autoritarias.


  • Escenario 2 – Reconfiguración autoritaria: ante el aumento de la violencia y la fatiga social, un candidato de perfil “ley y orden” (como Rafael López Aliaga) podría emerger con un discurso duro contra el crimen y las élites políticas, prometiendo restaurar la autoridad. Sería una especie de nuevo “fujimorismo” adaptado al siglo XXI.


  • Escenario 3 – Reconciliación institucional (menos probable): una coalición amplia y pragmática podría buscar una reforma que limite los juegos políticos, promoviendo estabilidad institucional. Sin embargo, el contexto actual hace improbable esta salida sin una fuerte presión internacional o movilización social.


El Perú vive un colapso institucional, una crisis de legitimidad y de Estado, no solo de gobierno. La sucesión de presidentes destituidos es síntoma de un sistema agotado, en el que el poder se ha fragmentado hasta el punto de que nadie gobierna realmente. Sin una reforma institucional profunda y un pacto político que restablezca la confianza pública, el país continuará atrapado en el ciclo de crisis, vulnerable a soluciones de fuerza y al avance del crimen organizado.


Recomendamos estos libros para quienes deseen profundizar en el tema:



Referencias


AQUINO, Marco. Factbox: Peru’s presidents and years of political turmoil. Reuters, 2022. Disponível em: <https://www.reuters.com/world/americas/perus-presidents-years-political-turmoil-2022-12-07/>.


TAJ, Mitra; GLATSKY, Genevieve. Peru Ousts President Amid Crime Surge. The New York Times, 2025. Disponível em: <https://www.nytimes.com/2025/10/10/world/americas/peru-president-boluarte-impeached.html>.


VENTAS, Leire. Peru: por que presidente Dina Boluarte foi afastada do cargo em meio à onda de violência no país. BBC News Brasil, 2025. Disponível em: <https://www.bbc.com/portuguese/articles/c8648545eljo>.


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